viernes, 15 de junio de 2012

Parálisis por la Acción



Artículo escrito por Antonio Aguilera Nieves y publicado en la revista Santelmo 41, en Junio  de 2011.



Somos cada vez más ágiles mentalmente, nuestra capacidad de análisis y procesamiento está creciendo, pero la de concentración cae en picado. Al poner la lupa sobre las causas, si necesitamos encontrar un culpable, podemos señalar en gran medida con el dedo acusador a la revolución en la que están inmersas las tecnologías de la comunicación. Puede culparse en cierta medida a Internet, sus redes sociales, sus correos electrónicos. Estamos a punto de llegar a los dos mil millones de internautas, casi el 30% de la población mundial. Las cifras no paran de crecer, y es que la red ha dejado de ser ámbito exclusivamente profesional y se ha independizado de los ordenadores.


En 2011 habrá casi tres móviles por persona en España y la mitad de sus poseedores entre 15 y 35 años navegan todos los días desde su terminal móvil. Los números siguen aumentando geométricamente gracias a la visión de futuro de gente como Steve Jobs, que nos genera la necesidad antes siquiera de nosotros intuirla. Las llamadas tabletas, van a venderse a un ritmo de 4,5 millones al trimestre durante este año. De otro lado, ya existen unas 150.000 aplicaciones de descarga disponibles para terminales móviles. La explosión de información disponible requeriría otra teoría similar a la del Big Bang. Hoy ha más de 70 millones de blogs y 150 millones de páginas web, aumentan a razón de 10.000 a la hora.Ya en el 2006 se crearon registros digitales equivalentes a todos los libros escritos durante la historia de la humanidad.




Ahora, llegar al puesto de trabajo y sentarse al ordenador, requiere, abrir una decena de programas, responder a mails y despertar a las redes sociales a cada rato. No son escasas las ocasiones en las que nos sorprendemos a nosotros mismos saltando sin cesar de una aplicación a otra, de una web a otra, de un chat a otro. El ordenador es ya una magnifica máquina multitarea, y nos está arrastrando a su modelo, a su manera de trabajar. Nosotros mismos somos, cada vez más, seres multitareas. Cada vez hacemos más cosas a la vez, llevamos adelante varios asuntos de forma simultánea, eso sí, trabajos y cuestiones que requieren escasa reflexión y profundización.


Porque, a la vez que aumentamos nuestra capacidad multitarea, a la vez que nos volvemos más saltarines, yendo sin parar de un trabajo a otro, de un problema a otro, de un proyecto a otro, disminuimos el tiempo que dedicamos a asuntos que requieren concentración, meditación, abstracción.






El proceso en el que nos han envuelto los nuevos ritmos de trabajo, marcados por la inmediatez de la comunicación, hace que cada vez seamos menos capaces de estudiar y analizar largos artículos, de llevar una lectura hilada de libros de lomo ancho, de profundizar en áreas de trabajo que requieren muchas horas de atención y concentración. En demasiadas ocasiones, acabarse la novela que suele acompañarnos en nuestra mesita de noche se está convirtiendo en un importante hándicap. Cuando abrimos el archivo adjunto que acompaña al correo electrónico y comprobamos que tiene más de diez páginas, dejamos su lectura para otro momento más tranquilo. La exigencia de que los informes deben ser cortos, precisos, directos, de apenas tres párrafos se está convirtiendo en una directriz generalizada. Una lectura sosegada y continuada por más de media hora está quedando recluida a círculos místicos, literarios o científicos.


Cuando en los proyectos de organización de empresas se le pregunta a las personas sobre sus funciones, sobre sus tareas, y se les pide que las describan y que les asignen a cada una de ellas el tiempo que les dedican, es sorprendente cómo, en demasiadas ocasiones, las opciones de “Responder a mails”, “Buscar en Internet”, puede acaparar el 30% y hasta el 40% del tiempo de trabajo en puestos que requieren formación superior y amplia experiencia para ser ocupados. Como promedio, las personas que trabajan con un ordenador, tienen ocho ventanas abiertas y saltan de una a otra cada veinte segundos.


En cualquiera de los casos, debemos ser conscientes que, en última instancia, la manera en la que se usa el ordenador, la red, el móvil es una decisión personal, individual, pero cuando tus clientes, tus compañeros, tu jefe entiende/supone/presupone que has leído el mail que te ha remitido apenas unos minutos antes, estés donde estés, si no lo haces, tu futuro profesional puede verse dañado. La tecnología y el uso de las redes de comunicaciones están modificando las pautas de trabajo. Y estos cambios han llegado para quedarse. Sus ventajas no deben hacernos olvidar que también tiene inconvenientes.


Para clarificar la situación, para establecer prioridades, ritmos y escalas de atención es necesario distinguir entre el acceso a las redes de información y su forma de uso. Hasta hace muy poco la posibilidad de acceder a la red en cualquier sitio, a cualquier hora era un privilegio. Durante ese período, los que contaban con acceso, presumían de ello, respondiendo al instante al correo electrónico desde el dispositivo móvil, o enviaban correos electrónicos desde la estación, desde el aeropuerto que podrían haber esperado unas horas. La conexión otorgaba estatus, incluía un mensaje subliminal para el destinatario, independiente del contenido en sí del texto, del archivo adjunto, de la imagen, del video. El envío llevaba implícito un mensaje de poder y superioridad.


El abaratamiento, la comodidad, la facilidad del acceso ha hecho que este aspecto deje de ser diferencial. Disponer hoy de conexión es un apartado básico, el acceso es prácticamente universal y el teléfono móvil se ha convertido en una extensión del ordenador. La capacidad de acceder a la red ya no es diferencial, al contrario, en muchas ocasiones los individuos muestran cierto rechazo ante la imposibilidad de desconectarse de la red. Las interrupciones del ordenador se trasladan hoy con nosotros en el bolsillo de la chaqueta.


Un trabajo realizado por la Universidad de Standford, famosa por su implicación con los avances tecnológicos ha demostrado que las personas, llamados “multitarea intensivos”, es decir, aquellos que abren el correo a menudo, hablan por teléfono, escuchan música y realizan simultáneamente otras labores, son menos productivos. Se produce una crucial paradoja: tener la sensación de estar ocupado al tener varias cosas pendientes de hacer, de ver, de leer, tranquiliza, pero nos hace menos eficaces. Los neurocientíficos lo tienen comprobado. El cerebro tiene una capacidad limitada pues gestiona la información por diversos “canales” que trabajan en paralelo: el visual, el verbal, el auditivo. Cuando alguno se sobrecarga, se vuelve ineficiente.



Volvernos saltarines nos permite hacer muchas cosas a la vez, podemos presumir de ser multifuncionales, polivalentes. Eso sí, a veces estar en diez cosas a la vez, puede provocar que no estemos en ninguna. Las redes de la información y la comunicación pueden estar fabricando una generación completa de maestros liendre. David Levy, en una conferencia titulada “No time to think”, explicaba: “Necesitamos una ecología de la información para luchar contra las formas agresivas de polución mental que afectan a nuestras vidas”.


Diversos autores como Robert Simone, Tommy Poggio, Mihaly Csikszentmihalyi, Kahneman han estudiado la atención y han demostrado que es un recurso psicológico limitado. La multitarea nos ocupa, y en demasiadas ocasiones nos preocupa en si misma, genera estados de presión, tensión, ansiedad, estrés; pero cuando levantamos la vista la sensación de escaso avance profesional y personal nos aplasta. Para hacernos grandes, para construir proyectos memorables, tenemos que fijar nuestra atención en unos cuantos apenas, dejando margen y espacio suficiente para el estudio, la reflexión y la meditación, amasando el tiempo suficiente y necesario que nos permita profundizar en los entresijos de cada uno de ellos, en su conocimiento, en sus problemas, en sus soluciones aunque para ello tengamos que tomar la terrible decisión de desconectarnos durante toda la mañana.

martes, 5 de junio de 2012

Presentación En-Clave Verde


Generar riqueza económica manteniendo la natural es un reto en el que unos pocos emprendedores nos hemos embarcado de manera firme y decidida con el convencimiento que es posible. Es viable crear empleo, construir proyectos empresariales que aporten valor a la comunidad en la que vivimos llevando a cabo un ejercicio de responsabilidad con el entorno presente y futuro.


Los sectores de la denominada economía verde posibilitan un desarrollo sostenible, consiguen un crecimiento social y económico sin agotar unos recursos que nos han venido dados y que deben conservarse y mejorarse.

En-Clave Verde es un proyecto de y para emprendedores de la economía verde. Es un espacio de encuentro, una fuente de recursos, un lugar donde encontrar colaboradores, socios, aliados con los que fortalecer nuestra idea, nuestro proyecto.

En los últimos años son muy numerosos los proyectos en el ámbito de la agricultura y ganadería ecológica, turismo sostenible, energías renovables, gestión medioambiental, gestión forestal, desarrollo rural que se han iniciado y cuyos promotores se han sentido como exploradores con escasa o nula ayuda para conseguir el éxito en iniciativas realmente interesantes e innovadoras.

El proyecto En-Clave verde nace con el objetivo de ayudar, incentivar, conectar, consolidar proyectos que quieren y pueden generar riqueza desde un ángulo diferente a los patrones que han seguido las empresas tradicionales del mercado capitalista. Para ello, se cuenta con una fuerte base documental permanentemente actualizada a la que se puede acudir, una potente red de contactos en la que encontrar sinergias, y una plataforma de ideas que contribuyen a la consolidación de un sector que aún está dando sus primeros pasos.

De manera gratuita es posible suscribirse a la red, gracias a las nuevas tecnologías, la conexión es permanente, el crecimiento es continuo, la viabilidad de cada uno de los proyectos se hace más cierta.

Bienvenid@s a En-Clave Verde, juntos podremos encontrar caminos para sacar adelante nuestro proyecto, juntos seremos capaces de poner los mimbres para construir un mejor presente, un mejor futuro.